Una economía dolarizada

Dolar, dolar dolar. Se ve por todo Perú lo muestran las maquinas registradora, las estaciones de servicio, ¡hasta en los cajeros automáticos! (si, te preguntan si quieres retirar en soles o dólares). Los precios de los autos, departamentos y servicios están en la moneda de Norteamérica. Perú es sin duda una economía ocultamente dolarizada. Es…


Perú: Una economía dolarizada

Dolar, dolar dolar. Se ve por todo Perú lo muestran las maquinas registradora, las estaciones de servicio, ¡hasta en los cajeros automáticos! (si, te preguntan si quieres retirar en soles o dólares). Los precios de los autos, departamentos y servicios están en la moneda de Norteamérica. Perú es sin duda una economía ocultamente dolarizada. Es difícil incluir en los contratos cláusulas que ajusten el precio por inflación, pero que fácil es hacer contratos en dólares.

Es que en Perú el dolar está por todos lados, es ampliamente aceptado y duramente controlado por el banco de la reserva del Perú. Es fácil encontrar, y públicamente expuesto, los esfuerzos para mantener esta moneda en rangos predecibles, aplicando amortiguación a los cambios repentinos.

¿Y eso, como empresas extranjeras, nos ayuda?

En base a mi experiencia personal, si. Y bastante. Los chilenos tienen en la cabeza el peso, hacen un cambio mental a la UF (ese extraño invento que ayuda tanto a la economía y perjudica tanto a los empleados).

ese extraño invento que ayuda tanto a la economía y perjudica tanto a los empleados

Y cada vez que sacamos productos, todo se dolariza. Ya ahí viene esa gimnasia mental, agregar un nuevo tipo de moneda tan ajeno a nuestro día a día (y que tan presente tienen los peruanos), y que hace tan fácil comerciar afuera. Entonces, si, es una gran ejercicio de economía internacional cambiar el “chip” en la cabeza, y dolarizar lo que entendemos de negocios. Acercarnos al mundo globalizado, es (hoy) sinónimo de acercarnos al dolar.

En consecuencia, hacer negocios en Perú nos acerca a las grandes ligas, nos enseña a pensar en dólares y a dejar nuestra idiosincracia local (chilena), en esa “isla” rodeada por mar, desierto y montañas.


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